El proyecto que Manuel Otero Ramos maduró durante muchos años, desde un principio estuvo planteado seriamente, y firmemente determinado como un legado que hoy muestra con orgullo.
En una provincia donde la cultura del vino fue impulsada desde siempre por nuestros ancestros, pocos son los que logran concretar un emprendimiento vitivinícola. Este es el caso de Manuel Otero, quien lleva la vitivinicultura en la sangre y logró involucrarse con la tierra.
Manuel Otero se fijó un objetivo, no como un sueño sino como algo posible de realizar. En simultáneo con sus estudios comenzó a trabajar en la profesión inmobiliaria. Esto le permitió intervenir en importantes negocios de la actividad vitivinícola, en los que se elaboraban excelentes vinos.El éxito en la actividad le dio la oportunidad de viajar por el mundo representando a Mendoza. En esos viajes se apasionó con la mística especial de las bodegas y viñedos de España, Francia, Italia y el Napa Valley de California.